jueves, 20 de agosto de 2009

Cristobal Colón

Cristóbal Colón: El sueño de un marino

Cristóbal Colón nació alrededor de 1451-1452 en el puerto italiano de Génova. Proveniente de una familia de tejedores, se hizo a la mar cuando tenía 14 años.
Como aprendiz, viajó por las costas del Mar Mediterráneo y más tarde se incorporó a travesías más extensas por el Océano Atlántico.
A los 26 años de edad, ya había viajado por el sur hasta la isla Madeira, y por el norte hasta Islandia.
En 1477, se casó y se estableció en Lisboa, Portugal. Bajo el auspicio de Enrique El Navegante, ese país había iniciado una expansión marítima en busca de riquezas que duraría 300 años. En sus exploraciones hacia el sur por la costa africana, los portugueses habían descubierto dos mercancías de gran valor: oro y esclavos.
Un ambicioso
En tiempos de Colón, se decía que las distantes tierras de la India, de la China y del Japón eran ricas en especias, sedas, piedras preciosas y, en especial, oro. Sin embargo, no se tenía certeza de que estos países existieran en realidad, pues nadie, desde que el navegante veneciano Marco Polo, hacía 200 años, había estado allí.
Marco Polo había descrito detalladamente esas tierras en un libro. Esa obra era la base del conocimiento europeo de dichos territorios.
Siendo un lujo tener libros, el marino genovés contaba con su propio ejemplar. Él pensaba que como la Tierra era redonda, navegaría hacia el Japón encaminándose hacia el oeste a través del Atlántico. Según sus cálculos, Japón se localizaba a 4.500 kilómetros al oeste de las islas Canarias.
En 1484, presentó su plan al Rey de Portugal, quien no lo aceptó porque estaba más interesado en Africa. Entonces, viajó a España, donde llegó a un acuerdo con los Reyes Católicos (Capitulaciones de Santa Fe, 17 de abril de 1492). Se le otorgaron los títulos de Virrey y Almirante de las tierras que descubriera y derechos económicos en las empresas que organizara.